miércoles, 15 de julio de 2015

Papa ¿Que estas haciendo?

Me llamo Raul, no os digo mi apellido por respeto a parte de mi familia.
Tengo quince años.Soy un brillante estudiante, un chico educado y respetuoso.
Mi casa es un hogar feliz, tenemos cuanto necesitamos y lo que no necesitamos, gracias al trabajo, constancia y profesionalidad de mi padre. Es un honrado empresario de una fabrica textil, y también tiene varias tiendas por muchas ciudades y en varios países. Es un orgullo ser hijo suyo, de mayor seré como él.

Todo cambió cuando mi padre decidió que ya era mayor y quiso enseñarme su imperio.
El primer día de vacaciones de verano, después de terminar el curso con unas notas excelentes, dijo mi padre:
Raul hijo,mañana vienes a la empresa conmigo ¿Te apetece?
Para mi que mi padre me viera ya como un chico mayor era fantástico.
Y llegó el esperado día.
Desayunamos y Ramón, el chófer de mi padre, nos llevo a la oficina.

Al entrar  en el despacho me recibió con jubilo y cariño Angela, la secretaria de mi padre. Una señora alta y muy elegante, seguro que cuando era joven fue guapa, ahora era una señora mayor, por lo menos tendría cincuenta años, de los cuales más de treinta trabajaba para mi padre.

¡Raulito hijo que grande y que guapo estas!
Por un momento me quise morir, ¡Que vergüenza! Notaba la cara ardiendo y eso me ponía peor, pues sabia que estaba como un pimiento colorado. ¡Que mal rato!
Por fin entramos en el despacho de mi padre.


Grande, limpio, con unos muebles de madera que yo entonces no entendía pero tenían pinta de ser buenos, no era solo el brillo de lo limpio.
Una mesa de reuniones redonda, recuerdo que de pequeño me lo pasaba genial encima de ella  saltando al sofá de piel negro que estaba enfrete, bueno era un niño, de buena familia, pero un niño.

Raul va a ir  Ramón a la fabrica, ¿Quieres ir con el?
¡SI! ¡Que bien! Me apetecía salir de ese despacho, donde mi padre solo hablaba por telefono, y yo como ya no estaba en edad de saltar, me aburría como una ostra.
Le pregunte a Ramón si podía ponerme delante con él.

Llegamos a la fabrica que estaba a las afueras de la ciudad. Ramón saco un sobre grande y nos dirigimos a la oficina que estaba en el primer piso.
Nos recibo Jose, ¡HOLA RAUL  POR LOS CLAVOS DE CRISTO ESTAS   HECHO UN TIO!
Hola señor Jose, dije yo, me gustaba como hablaba ese hombre, siempre me hacia reír y me sorprendían las expresiones que tenia " los clavos de Cristo" eso solo lo podía decir Jose.

Señor Jose, me gustaría ver la fabrica, ¿Me la enseña?
Claro chaval vamos, me dió una palmada en la espalda,(hay me di cuenta de que Jose me veía como a una persona mayor,porque me dio un golpe que por poco me tira, pero eso era bueno, no podía quejarme)

Señorito Raul dijo Ramón, le espero en el coche.
¡ JA JA JA SEÑORITO RAUL!vamos chavalote  que esta gente te va a amariconar (cuando llegue a casa me entere lo que era eso, y ya no le permití a Ramón que me llamara así).

Nadie pensó que ese día cambiaría todo.

Bajamos en el ascensor tres pisos para entrar en la zona de producción.
Al entrar me costó ver, había una luz tan blanca que hacia daño a los ojos.
Jose me había dado una mascarilla como la de los medicos, yo la tenia en la manos, no sabia para que era.

En cuestion  de segundos no podía respirar, me picaba la boca, la garganta y los ojos me escocían. No podía respirar.
Jose me agarró y me sacó para fuera, pero antes de salir me dio tiempo de ver que allí solo trabajaban enanos, enanos con batas azules y mascarillas como la mía.
Seguía mirando, intentaba saber: ¿Por que allí solo trabajaban mujeres enanas? ¡Eran mas bajitas que yo!
Madre mía ¿Son niñas? ¡Son niñas! ¿Jose son niñas?
Me fijé en una que me miró, su mirada fue intensa, me sentí traspasado por su mirada.
Su expresión  era triste, pero tenia unos ojos negros y grandes, preciosos.
Sus ojos, su mirada me cambió .Sus ojos me pidieron auxilio.
Vamos, dijo Jose. Se dió cuenta de que fue un error bajarme allí, tres pisos por debajo de la vida.

A partir de ese día, mi vida giraba al rededor de la protesta, Mi obsesión era intentar hacer ver a mi padre que lo que estaba haciendo era una crueldad.


Ya no tuvimos mas risas, ni miradas de complicidad y cariño. Mi padre ya no era un héroe que había creado un imperio con su tesón y  sacrificio, si no al contrario, era un explotador. Mi padre se cayó de lo mas alto que yo le tenia.

Cuando cumplí la mayoría de edad  me fui de su casa. Me puse a trabajar de todo lo que me salía, tenía que pagarme la carrera y la pensión ,que aunque mi vida  era muy humilde  y austera tenia bastantes gastos.
Nunca mas cogí dinero de mi padre.

Hoy tengo treinta y seis años, terminé dos carreras, ingeniería industrial y economía y administración de empresas.Ya comenté que era un chico inteligente.

Estoy casado, tengo dos niñas preciosas que se parecen a su madre, por cierto no os he dicho lo mas importante de mi vida, ¡Me casé con la niña de la bata azul, mascarilla en la cara y los ojos más bonitos que nunca he visto!

Mi  padre se murió hace dos años, solo, tal y como había vivido los últimos años de su vida.
Su orgullo no le permitió llamarme, yo habría ido, no era la persona que yo creía, pero era mi padre.
Fui su único heredero, claro, no tenia a nadie mas.
Me dejó todo su imperio, creado con el sufrimiento de tantas criaturas que nunca jugaron a las muñecas.
Hoy la vieja fabrica no existe, la eché abajo. Construimos una nueva, con unas grandes ventanas que cubrían la nave con luz natural y buena ventilación.
La dotamos  de la maquinaria mas moderna, preparamos a  la gente y les enseñamos a trabajar en condiciones.

Fui casa por casa de los empleados de mi padre pidiendo perdón. Hoy la mayoría de sus maridos e hijos trabajan conmigo.

Siempre me gustó la política, ocupo el cargo de presidente de  partido  político que  tiene mis mismas ideas.
Presentamos un proyecto  de ley en el que era un gran delito emplear mano de obra infantil. Y por supuesto, se aprobó.
No se podía trabajar antes de los dieciséis años, y estaba penado con la cárcel y con el embargo de propiedades  al que osara a contratar a menores.


Esto es un cuento basado en hechos reales, hagamos que los hechos  reales sean cuentos.



¿Qué es lo más importante que tenemos?¿ No son nuestros niños?
¿Qué mundo les vamos dejar a unas criaturas que no  saben jugar?
No saben reír.
No saben leer.
No saben escribir.
No saben..
No saben nada, solo trabajar, sufrir, y pasar hambre.

Cuidemos de todos ellos.
Sean del país que sean.
Sean del color que sean.
Sean de la clase  o raza que sean.
Sean lo que sean, son niños.




 Sabias  que hay 250 millones de niños trabajando en el mundo?
¿Y que más  de 150 millones lo hacen en condiciones  peligrosas?
¿Y que encima, por  si eso fuera poco, cada año mas de un millón de estos niños son victimas de trafico humano?

Tenemos que hacer algo ¿o no?
Para empezar, dejar de comprar en las empresas que explotan y utilizan esta mano de obra.
¡Y todos sabemos  alguno de esos nombres!

Si estás de acuerdo con esto compártelo y acabemos con ello.
¿Vale?
                    ¡Subamoslos a nuestro tren  de ilusión.!